La polvareda que ha surgido con la reducción del límite de velocidad a 110 km/h ha sido tremenda y uno se pregunta si hay para tanto. Parece ser que desde todos los sectores se ha criticado la medida. Todos coinciden en que antes de tomar esa medida se deben tomar otras.
Las asociaciones de automovilistas se ponen en pie de guerra contra la reducción del límite de velocidad
El Real Automóvil Club de España (RACE), Automovilistas Europeos Asociados (AEA) y el Comisariado Europeo del Automóvil (CEA) han criticado la reducción del límite de velocidad en autopistas y autovías de 120 a 110 km/h y han avisado de que pueden conllevar muchos más accidentes. Incluso Fernando Alonso ha manifestado que a esa velocidad es difícil incluso mantener la atención.
Otro de los peligros que ven es que 110 km/h es un límite que no es fácil de asimilar, lo que conllevará un incremento de las multas.
Para el portavoz de la AEA la reducción de los límites de velocidad es una medida "poco meditada, precipitada e inadecuada". En referencia a esto ha explicado que el "consumo de carburante no necesariamente tiene relación con la velocidad", ya que piensa que un coche parado y con el conductor acelerando consume más que uno a 120 km/h.
Tampoco hay que llegar a tales extremos tan radicales. Uno podrá estar de acuerdo con la medida o no, pero no cabe duda que no es lo mismo circular a una velocidad constante de 120 km/h. durante varias horas que dar varios acelerones con el coche parado. Indicar que se consume más con esto último no deja de ser un disparate como otro cualquiera. Aquí en este País todos saben de todo sin saber de nada. El caso es sacar los pies del tiesto.
Un coste excesivo para un pobre ahorro en combustible y en la factura del Estado
De igual manera se ha puesto el grito en el cielo por el coste excesivo que va a suponer cada señal de acero de las que se colocan en autopistas para señalizar la prohibición de 120 km/h. El coste según el Ministerio de Fomento será de 250.000 €, un gasto no demasiado excesivo para las cantidades que el gobierno ha dilapidado en los últimos años. Todo sea por un ahorro importante en el consumo de combustible y en nuestra economía, que a pesar de las críticas se producirá. Decir lo contrario no es serio. Otra cosa es que el Ministerio de Fomento lo haga dentro de la legalidad o no, ya que se va reducir el límite por un Real Decreto cuando el límite de velocidad se aprobó en su día por una Ley, lo que conllevaría a que la medida debiera aprobarse por el Parlamento, lo que no va a ocurrir.
Cursos de conducción responsable para reducir el consumo de combustible y la contaminación
Por otra parte la portavoz del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA) Lorena Martín ha tachado de "ilógica" la medida y aboga por la realización de cursos de conducción ecológica para el consumo de carburante mediante técnicas muy sencillas.
No cabe duda que los límites de velocidad se deben fijar en función de la características de la vía por la que se circulen así como por la climatología pero tal hecho no tiene incidencia directa sobre el consumo, eso sería harina de otro costal que quedaría para mejor ocasión, pero aquí estamos hablando de reducir el consumo.
Se han barajado algunas alternativas, entre otras las del PP que critica con dureza la medida pero sin aportar soluciones reales, cosas de políticos, que sólo saben arrimar el ascua a su sardina política y más ahora que tenemos unas elecciones a la vuelta de la esquina. Se ha hablado de cambiar el parque automovilístico, pero ¿quién tiene ahora no sólo ganas, sino medios económicos para comprarse otro coche?
Fernando Alonso en contra de la decisión del Gobierno de reducir el límite de velocidad
Fernando Alonso, nuestro corredor de Fórmula 1 se ha subido al carro de los que no están en absoluto de acuerdo con la medida y ha indicado: "No estoy de acuerdo, hay otros modos más eficientes de ahorrar gasolina. Si lo que buscan es reducir el consumo de combustible y la contaminación se me ocurren un par o tres ideas mejores. Por ejemplo, limitar el número de vehículos que pueden circular por la ciudad o entrar en ella; impedir la circulación rodada en el núcleo urbano de esas ciudades; o idear unas placas para que, en días alternativos, puedan circular unos, y luego, los otros".
No es fácil las medidas que propone aparte de que los usuarios de a pie serían una vez más los que tendrían que pagar el pato, ya que privarse del vehículo en según qué días o y hora o prohibir circular en determinadas zonas no son más que molestias.
La solución pasa por el consensos de todos los partidos políticos y de medidas de distinto calado
Si queremos hacer un corolario de todo lo dicho hasta aquí, tendremos que indicar que la reducción del consumo pasa un poco por todas esas medidas que aquí se han puesto sobre la mesa. Todas son válidas, desde la reducción de la velocidad máxima permitida hasta cursos de conducción para reducir el consumo, incluso la limitación para circular en días determinados y a coches en particulares. Lo lastimoso es que los políticos no se pongan de acuerdo nunca ni siquiera para la reducción del consumote carburante. Incluso los no políticos se atreven a dar su particular punto de vista, siempre según el color del cristal con que lo miran. Mientras tanto la economía está en el punto de mira. Veremos quién es el guapo que paga la factura del petróleo de aquí a nada. Así que déjense de monsergas y pónganse manos a la obra los unos y los otros.
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