lunes, 7 de febrero de 2011

Los goles de Cristiano Ronaldo ayudan a ganar al Real Madrid

AL FIN ALGO DE LUZ
Por fin Ronaldo, Cristiano, sacó un conejo de su chistera y por arte de magia dio vida a Maradona de nuevo para marcar dos goles a la Real Sociedad y seguir siendo el máximo goleador. Digo que dio vida al astro argentino de antaño, ya que lo de Di Stéfano lo han dejado para otros. Bueno, con su pan se lo coman aunque uno, aturdido por la varita de lo incomprensible, no sabe a santo de qué la comparación cuando Di Stéfano y el culé Messi son lo menos parecido, en cuanto a concepción de juego, que puede haber.
La realidad es que hoy Ronaldo parece que ha recibido alguna que otra patada de menos que otras veces y ha podido jugar a pleno rendimiento sin preocuparse de otra cosa que no fuera salvar sus piernas de las alevosas caricias de algún jugador que más debiera jugar a toparse con cabestros que a jugar al fútbol.
Hoy ha vuelto a aparecer la alegría de la huerta y además hemos vuelto a contemplar una filigrana con la espalda de Ronaldo-Maradona, bien es verdad que en fuera de juego, y de la que todavía algunos anti madridistas tachan de chulesca cuando es una genialidad al alcance de no muchos. Incluso el defensa de los de San Sebastián se queda sin saber ni dónde está el balón. Si lo hiciera el argentino de moda en estos momentos todos se quitarían el sombrero y se quedarían con la boca abierta a ver si les caía algo, aunque con el peligro de rebuznar.
Lo importante es que el Real Madrid se mantiene en la pelea y a pesar de que los catalanes siguen intratables, siguen ahí, al acecho, esperando que los culés se duerman en los laureles, que se pueden dormir, para robarles la cartera y los títulos.
Tengo la secreta ilusión de que al final prevalezca el Madrid sobre el Barcelona y gane la Liga para desazón de muchos que actualmente ven con malos ojos al Madrid. Debe ser por lo de los tiempos que corren. Está mal visto Madrid y el centro. Todavía no acierto a saber porqué. Espero que algún día se me ilumine de pronto la mente y entonces comprenda lo que en estos momentos no es comprensible.
Luis Hernández Rubio

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