sábado, 7 de abril de 2012

El amor tiene un sabor dulce

MUDO ANTE TI


Agradezco el cáliz fastuoso
de tu mirada posada ante mí,
y yo mudo e inerte ante tus caricias
que saben a espuma y a mar,
indeciso ante tus besos
no sé bien por qué motivo,
aunque quizá lo sepa porque
es posible que tiemble de soledad
pero también me abandono
a la nostalgia de tus abrazos,
y a los besos que ruedan
en la noche cuando el frío
me congela la sonrisa
y de improviso tú apareces
y aparcas tu sonrisa en mis labios,
lo que agradezco sobrecogido
por la presencia súbita de tu besos.

Amada mía, déjame besarte
en silencio y oler el tibio aroma
de tus manos cuando me acarician
mudas e inasequibles a la danza
macabra del desaliento.
Amada mía, acaríciame muy despacio
para retener así el instante
en el desván de la premeditación,
bésame con fuerza, mi dulce paloma,
pues ebrio de tu sonrisa, camino
por la arboleda de mi memoria
rememorando la sentencia de tus besos.
¡Qué recuerdo tan preciso!
¡Qué solícito escalofrío recorre
mi cuerpo no aterido de frío
sino borracho de sentimiento!
Tus besos son aire y agua,
viento y frío. Me gusta
cuando acaricias mi pelo
en penumbra y acicalas
mi corazón con tus mejores galas.


Luis Hernández Rubio

De mi libro en proceso de escritura "Desde el deseo acaricio tus labios"